miércoles, 14 de agosto de 2013

El criminal

 

Fotograma de la película Celda 211, de Daniel Monzón


Una mañana, Harturo comprobó que las cosas le iban muy mal, aunque no tenía ni idea de por qué.

Para empezar, su mujer le abandonó de repente y sin darle explicaciones. Llamó a sus familiares pero éstos no tenían ganas de verle ni de hablar con él, y sus amigos de toda la vida le ignoraban descaradamente. En el trabajo, todo el mundo le daba la espalda y lo único que pudo escuchar fue alguna mala contestación injustificada. Perplejo, decidió vagar por las calles para reflexionar sobre lo que le ocurría. La gente que se cruzaba con él le miraba por encima del hombro y murmuraba a su paso. Incluso los perros le ladraban, los gatos le bufaban y recibió una caca de paloma en mitad de la cabeza. Entonces, al acercarse a un quiosco, observó asustado que todos los periódicos llevaban en portada una enorme foto de su cara. Las noticias decían que, tras una larga y minuciosa investigación, un afamado historiador de renombre internacional había descubierto que él, Harturo, era el auténtico culpable de la muerte de Manolete. Con premeditación y alevosía.


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