lunes, 10 de junio de 2013

La ecografía


 

Voy caminando muy animado a hacerme un análisis de sangre y una ecografía de abdomen, pensando que aún soy joven para morir.

La chica que me hace la eco es muy amable y se esfuerza por tranquilizarme ante el hecho incontestable de que mi vesícula parezca una plantación de pólipos.

Entonces decido pensar en otra cosa y me pongo a meditar sobre la evolución de la representación estereotipada que hemos tenido de las ecografías a lo largo de su historia. 

La primera imagen es la de unos barcos de guerra tratando de encontrar submarinos enemigos mientras las tripulaciones de éstos esperan angustiadas bajo el agua.

La segunda es de una embarazada con un médico al lado y una pantalla que ella mira muy emocionada sin entender nada de lo que ve.

La tercera es la de la chica que me ha hecho la ecografía, que cuando termina se levanta y me da un papel para que me limpie todo eso que tengo desparramado por la tripa.

Y en ese momento, como otras veces, pienso que hay que tener fe en la humanidad.


lunes, 3 de junio de 2013

Pasión por Queen




-Mira, me tienes harta. Sé que te gusta Queen de toda la vida, pero es que estás siempre poniendo esas canciones, todos los días, a todas horas, en casa, en el coche... ¡Eres un fanático y estás mal de la cabeza! Ya no lo soporto más, te dejo.
-¿¡Que me dejas!? ¿¡Así que crees que puedes apedrearme y escupirme en el ojo!? ¿¡Así que crees que puedes amarme y dejarme morir!? Oh, nena, no puedes hacerme esto, nena ¡Tengo que salir, tengo que salir de aquí ahora mismo!


viernes, 31 de mayo de 2013

El asesino del amor




-Buenas tardes, señor. Está usted detenido.
-¿Cómo dice?
-Por lo visto, además de detenido también está usted sordo. Soy policía y tiene que venir conmigo: está detenido, señor.
-Pero bueno, ¿y por qué motivo?
-Se le acusa de haber asesinado el amor de su mujer.
-¿Cómo dice?
-¿Se lo voy a tener que repetir todo, señor? Es que no tengo toda la tarde.
-¡Pero si yo a mi mujer la quiero!
-Es posible que usted la quiera, pero ella ya no le quiere a usted.
-¿Y eso quién lo dice?
-Pues ella misma, que es quien le ha denunciado.
-¡Pero esto es absurdo, oiga! ¿Y tengo yo la culpa de que ya no me quiera?
-Eso se verá en el juicio, señor. Habrá testigos y todo.
-¿Testigos?
-Claro. Gente que a lo largo de los últimos meses ha comprobado cómo el amor que su mujer sentía por usted agonizaba lentamente, hasta que al final ni respiraba ni se rebullía, que decía doña Emilia Pardo Bazán.
-¿En serio? Pues yo me estoy enterando ahora, ya ve. E insisto: no entiendo qué culpa puedo tener de eso.
-Pues seguramente toda, señor. Veamos: ¿le daba masajes en los pies?; ¿le regalaba flores con frecuencia?; ¿mantenía limpio el cuarto de baño y lo llenaba de popurrís?; ¿procuraba que nunca le molestaran las cucarachas o las arañas?; ¿le hacía ver cada mañana lo guapa que estaba?; ¿la escuchaba y comprendía cada vez que lloraba sin motivo?; ¿estaba siempre pendiente de ella?
-Pues hombre, alguna vez sí que...
-¡Ajá! "Alguna vez" no es suficiente. Está usted reconociendo su crimen, señor.
-Oiga, sin faltar.
-Su mujer alega que no es feliz con usted.
-Hombre, a ver quién es feliz hoy en día...
-Claro, ahora me dirá que se ha vuelto un asesino por culpa de la crisis.
-¡Pero qué dice, si yo no he matado a nadie!
-Excusas.
-¿Y no podría yo hablar con mi mujer a ver si lo arreglamos?
-No, ya es tarde. Y si lo intenta se le acusará además de acoso.
-Oiga, le aseguro que yo nunca quise matar el amor de mi mujer.
-Bueno, bueno. Quizá su abogado consiga que sólo se le condene por amoricidio involuntario.
-¿Pero entonces me van a condenar seguro? ¿Y a qué me pueden condenar?
-Seguramente sea usted desterrado a perpetuidad.
-¿Desterrado? ¿Me tendré que exiliar?
-Quiero decir desterrado del corazón de su mujer. Que se romperá su relación para siempre, vamos. Bueno, venga, que ya hemos perdido mucho tiempo. Ah, no le había avisado, pero todo lo que diga, haga o sienta podrá ser utilizado en su contra.
-¿Más aún?


martes, 28 de mayo de 2013

Kenia: el Gulag británico (II)


Antes de nada, hay que tener en cuenta que existe una primera parte.




El Mau Mau (un término cuyo origen etimológico es incierto) se marcó como objetivo expulsar a los ingleses de Kenia, pero no por medios constitucionales, como habían intentado hasta entonces Kenyatta y otros políticos, sino de forma violenta.

El movimiento comenzó en las White Highlands, a finales de los años cuarenta, pero en 1950 se había extendido a Nairobi. En aquel año fue prohibido por el Gobierno colonial.

Al Mau Mau pertenecieron no sólo hombres adultos, sino también mujeres y niños. Los miembros del Mau Mau ingresaban en la organización mediante una ceremonia en la que, desnudos, a menudo entraban en trance y prestaban uno o varios juramentos (había siete juramentos en total). Durante el ritual se bebía sangre animal (a veces humana) y se comía carne cruda.

El juramento suponía un contrato moral, para los kĩkũyũ era algo sagrado, y violarlo significaba romper la lealtad al Mau Mau y sufrir la cólera del dios creador, Ngai, que los castigaría con enfermedades o incluso la muerte.

Todavía hoy, muchos antiguos miembros de Mau Mau creen en el poder del juramento y en las fatales consecuencias de divulgar sus secretos.


miércoles, 24 de abril de 2013

Hace unos días murió un hijo de puta


Pues sí, amigos. Se trata de Ian Henderson. Cascó el pasado 13 de abril.



Y diréis: ¿quién coño era este tío?

Pues nada más y nada menos que un torturador profesional, ahí donde lo tenéis. Sin embargo en la foto se le ve bastante anodino, incluso parece un buen tipo. Claro que, gracias a Hannah Arendt, sabemos que existe una cosa que se llama la banalidad del mal, esto es, que el mayor hijo de puta de la Tierra no tiene por qué aparentar serlo. Lo que sí es verdad es que este tipo se parecía físicamente un poco a Eichmann. La gran diferencia con el alemán es que a Henderson no lo ha juzgado nadie nunca.

El caso es que Henderson nació en 1927, en Escocia. En los años cincuenta era oficial de policía en Kenia y logró un gran triunfo al capturar a uno de los líderes del Mau Mau: Dedan Kimathi, que fue ahorcado. Henderson, en cambio, fue condecorado y recibió efusivas felicitaciones.

Por lo visto el gusto por la tortura ya le vino de su etapa en Kenia, aunque lo desarrolló al máximo unos años más tarde. Efectivamente, tras la independencia de Kenia, en 1963, Henderson fue expulsado del país, pero los británicos le colocaron en 1966 como jefe de seguridad en Baréin, por entonces un protectorado de su graciosa majestad. La labor de Henderson al frente de la seguridad del país debió de ser la mar de eficaz, ya que aunque Baréin se independizó de los británicos en 1971, él conservó su puesto hasta 1998. Y después aún continuó un tiempo siendo asesor del Ministerio del Interior.


Baréin ocupa una situación estratégica clave: está en el Golfo Pérsico. Además, siempre ha sido objeto de una indisimulada ambición por parte de Irán, de modo que cuando se independizó del Reino Unido, los británicos procuraron seguir teniendo el control del país a través del servicio de seguridad, o sea, a través de Henderson, que era quien lo dirigía. Eso implicaba que no hubiera un cambio de régimen, ya que éste siempre ha colaborado con sus antiguos amos. La permanencia del régimen además se ha hecho aún más necesaria desde que es aliado de Estados Unidos, que por supuesto mantiene una base militar en el país y es quien equipa a sus fuerzas armadas.

En esa situación hizo falta un tipo que hiciera lo que fuera para que las cosas se quedaran como estaban, es decir, que anulara cualquier oposición y a lo bestia. Y Henderson ya había demostrado de lo que era capaz, tanto en Kenia como en Baréin.

De hecho, los derechos humanos empezaron a ser contemplados en el país después de que Henderson abandonara su cargo, aunque cuando hace un par de años la primavera árabe contagió al país, las fuerzas de seguridad no dudaron en recurrir a los métodos de su antiguo jefe.

A lo largo de más de treinta años, Henderson se dedicó en cuerpo y alma a perseguir, detener y torturar a opositores de manera sistemática como forma de impedir la democratización de Baréin. En el año 2000, después de muchas denuncias, se inició en el Reino Unido una investigación contra Henderson que sin embargo se abandonó al cabo de un año.

Ya he dicho que fue condecorado por los británicos, pero varias veces. En 1984 recibió de manos de Isabel II la Orden del Imperio Británico.

Como ya he señalado, en los últimos años los derechos humanos han vuelto a brillar por su ausencia en Baréin. Quizá haya tenido que ver que Henderson hubiera decidido quedarse allí hasta el fin de sus días, no fuera que en su país de origen alguien acabara por investigarlo de verdad.

Ha muerto el "Carnicero de Baréin". Ya era hora, aunque podría haber sido mucho antes, la verdad. Pero bueno, todo esto no merece salir mucho en las noticias. Lo importante si hablamos de Baréin es la Fórmula 1 :)


martes, 9 de abril de 2013

Parece que Paul Preston por fin se ha enterado



Santiago Carrillo con Nikita Jrushchov, Walter Ulbricht y Nicolae Ceaușescu en un congreso del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), 1963


Pues eso. Algunos sabemos desde hace bastante tiempo que Santiago Carrillo siempre fue un estalinista y, sobre todo, un mentiroso, a pesar de los muchos elogios y homenajes que ha venido recibiendo en los últimos años. Nos llena de orgullo y satisfacción que un historiador hispanista de prestigio como Paul Preston también sea consciente de ello:



lunes, 11 de marzo de 2013

Garantías



-Verá, compré aquí un coche hace casi siete meses. Me dieron dos años de garantía. El otro día iba conduciéndolo por la autopista, fui a cambiar de marcha y se partió la palanca. Además, me quedé con el volante en la mano, se encendieron un montón de lucecitas en el salpicadero y, lo más alucinante de todo, las cuatro ruedas se desenroscaron como si fueran tuercas viejas y se fue cada una por su lado a vivir su vida. Para colmo, el motor empezó a echar humo. Yo decidí salir corriendo, no para perseguir las ruedas, sino para salvar mi pellejo, ya que instantes después el coche explotó. Y ahí me quedé, en mitad de aquella autopista (cuyo peaje me había costado bastante caro, por cierto), y sin dar crédito a lo que me acababa de ocurrir.

-Mmm... Ya. Veo aquí anotado que vino usted hace unas semanas por problemas con el cambio de marchas. Confesó que suele meter las marchas un tanto bruscamente, ¿no?

-Sí. Pero no veo qué relación puede tener eso con lo que le he contado.

-Bueno, puede que la palanca se rompiera por ese motivo.

-¿En serio? ¿Las hacen con carcoma de serie? Y en cualquier caso, ¿cómo explica todo lo demás?

-Mmm... ¿Llevaba usted el coche bien limpio? ¿Lo lavaba todas las semanas?

-Pues no, la verdad. Soy perezoso para lavar el coche. Aunque de vez en cuando sí lo lavé. También es cierto que en las últimas semanas ha llovido mucho, y claro, lavarlo en días de lluvia no tiene mucho sentido, ¿no cree? Pero sigo sin ver la relación entre lo que me pregunta y lo que pasó. Oiga, que casi me mata ese coche.

-Mmm... ¿Le cambió usted el aceite cuando debía? ¿Lo trajo a revisión?

-¡No! Me tocaba ahora, pensaba llevarlo uno de estos días.

-Claro, "uno de estos días"... Y encima seguro que lo habría llevado a otro sitio más barato...

-Pero vamos a ver. Sí, no soy el conductor perfecto. Sí, podía haberlo lavado más, meter las marchas con más cuidado, haberlo traído a revisión y haberle cambiado el aceite. ¿¿Pero me puede explicar qué leches tiene todo eso que ver con lo que me ha ocurrido??

-Mire, no se preocupe, le vamos a devolver todo su dinero y ya está. Incluso el del peaje. Incluso le regalamos el importe de llenar el déposito de gasolina.

-Ya. Pero sigue sin explicarme qué le pasó a mi coche. ¡Me dieron garantías!

-La explicación es simple: ese coche no era el adecuado para usted. No le dé más vueltas.