sábado, 24 de septiembre de 2016

Las apariencias




Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
«todo es según el color
del cristal con que se mira»

Ramón de Campoamor

Las apariencias, a menudo, engañan

Esopo


-Buenas, ¿es aquí el club de las apariencias?
-Por supuesto, caballero.
-Verá, hace tiempo decidí dedicarme a la política, me gané el corazón de la gente y triunfé en unas elecciones prometiendo un montón de cosas que jamás cumplí; incluso hice lo contrario de lo prometido. En mi trabajo pongo todo mi empeño en aparentar ser un buen profesional, el mejor, pero solo busco forrarme de pasta a toda costa. A mís amigos y familiares les repito lo muchísimo que los aprecio, pero en realidad solo me acuerdo de ellos para lo que me interesa, y cuando me necesitan me hago el loco. Y a mi pareja siempre le hago ver que la quiero, que ando enamoradísimo de ella, aunque lo cierto es que cualquier día de estos me cansaré y la dejaré con alguna excusa barata.
-Vaya, desde luego es usted todo fachada, podría ser incluso nuestro presidente. Lástima que esto en realidad no sea ningún club de las apariencias pero, ¿a que da el pego?




viernes, 9 de septiembre de 2016

Sobre la ética (o su ausencia)




Recuerdo que en el cole había que elegir entre clase de ética o de religión, y que la segunda ganaba por goleada. Me decía hace tiempo mi amigo Javier que Dios es muy humano. Pienso que la ética, en cambio, es completamente inhumana. Por eso muchos millones de personas tienen muy presente siempre a algún dios, mientras que la ética ni está ni se la espera en este mundo.
 



jueves, 25 de agosto de 2016

El Holocausto y el mito de la Gran Guerra Patria (III)


Antes de nada, hay que tener en cuenta que existen una primera y una segunda parte.



El frente oriental entre el 22 de junio y el 5 de diciembre de 1941


Homo homini lupus est

Plauto


En las entradas anteriores hemos visto que las matanzas del Holocausto comenzaron, durante el verano de 1941, en los territorios doblemente ocupados, en las zonas en las que los Estados de entreguerras habían sido destruidos por los soviéticos justo antes de la ocupación alemana. Lo cierto es que en pocas semanas los alemanes alcanzaron las tierras de la URSS prebélica, y allí continuaron las masacres organizadas con apoyo local. La tasa de mortalidad judía en las regiones ocupadas por Alemania que ya eran soviéticas antes de la guerra (95%) fue casi igual de alta que en las de doble ocupación (97%). Los ciudadanos soviéticos colaboraban en los asesinatos masivos de judíos con independencia de que hubieran recibido el pasaporte soviético entre 1939 y 1940, o de que hubieran vivido desde antes en la URSS. Los militantes comunistas colaboraban con los nazis con independencia de que sus carnés del partido tuviesen el sello del año anterior o de hacía una década.


miércoles, 20 de julio de 2016

Tranquilidad (soneto)




He vivido más de cuarenta años
y quizá, llegado a este trance,
sea hora de hacer un balance
de los beneficios y los daños.

He estudiado cuanto he podido,
he currado por cuenta ajena y propia,
supongo que habré estado en la inopia
y que mejor me podría haber ido.

He creído en el amor y la amistad,
en Dios y en los grandes ideales,
y casi nada de ello era verdad.

Así que, como remedio a mis males,
solo pido un poco de tranquilidad
para poder seguir en mis cabales.


jueves, 7 de julio de 2016

Negacionismo




Siempre he sido muy partidario de que cada cual pueda expresar las ideas que le dé la gana, por muy repugnantes que estas puedan parecer. Es decir, de la famosa libertad de expresión (acerca de la censura de chistes y parodias, que es algo que últimamente se lleva mucho, ya expuse mi opinión en otra entrada y por eso ahora solo diré que me parece demencial). Sobre la proscripción del negacionismo del Holocausto ya escribí aquí lo que pensaba. Únicamente añadiré que creo que la justicia no está adaptada para buscar la verdad de un hecho histórico, porque solo entiende de extremos: sí/no, culpable/inocente, y la certeza histórica suele estar a medio camino. La historia no es de color blanco o negro, sino gris. Los jueces no están preparados para sustituir a los historiadores, y si lo hacen corremos el riesgo de crear una historia oficial, como en las dictaduras. Por todo ello me parece mal, sin ir más lejos, el encarcelamiento de personajes como David Irving o Pedro Varela, aunque no me caigan simpáticos.


El Ku Klux Klan negando alegremente el Holocausto


Dicho esto, me resulta difícil de entender que a estas alturas el negacionismo del Holocausto siga siendo tan habitual. Hace unos días murió el escritor Elie Wiesel, superviviente del Holocausto, al que definía como "la tragedia más documentada de la historia". Y probablemente lo sea. Con el advenimiento de internet, cualquiera tiene mucho más acceso que antes a todo tipo de información al respecto: la red está plagada de archivos, documentos, fotografías e incluso vídeos de época referentes a la Segunda Guerra Mundial y los crímenes nazis. Digamos que conocer el Holocausto está al alcance de todo el que tenga un mínimo de interés en ello. Sin embargo, y de forma sorprendente, por foros y redes sociales abundan quienes insisten machaconamente en reiterar los tópicos neonazis de toda la vida. Falacias que son repetidas incluso por un dirigente político como el presidente de Irán. Da la sensación de que cuanta más información sobre el Holocausto hay disponible, más negacionistas aparecen. Es como si hubiera un montón de ignorantes y equivocados de la vida a los que les encantase serlo, que ya tendría delito. O que quizá los neonazis y antisemitas en general padezcan un mecanismo de negación colectivo que haría las delicias de Freud.



Para acabar, dejo el vídeo de un tema de Roger Taylor, batería de Queen, que va sobre todo este asunto. La canción tiene más de veinte años, pero sigue estando de triste actualidad. Hay que decir que en su día fue censurada por temor a represalias de los neonazis. Lo cierto es que Taylor tuvo mucho valor al escribir una letra tan explícita.

Y tiene razón: tenemos que parar a esos jodidos nazis.



domingo, 3 de julio de 2016

Esas pequeñas cosas que te acercan a Hitler




Todos nos creemos mejores que Hitler. Sin embargo, podemos parecernos al Führer más de lo pensamos cuando reunimos algunas de las siguientes características:

- La falta absoluta de humildad. A lo largo de su vida Hitler se equivocó en casi todo, pero jamás reconocía ningún error. La culpa siempre era ajena, por eso sus disparates los pagaban otros (en especial, los judíos), y muy caro además. Si habitualmente te cuesta reconocer que te has equivocado, y encima se lo haces pagar a otras personas, te pareces a Hitler.

- Si te crees no solo infalible, sino también imprescindible, te pareces a Hitler. Y si además eres carismático, te pareces más aún.



- Si eres una persona autoritaria e incluso piensas que estás por encima de las normas, de las leyes y del Estado. Es más, crees que las leyes tendrían que redactarse a tu antojo. Entonces te pareces a Hitler.

- Si piensas que la única auténtica ley es la ley de la selva, te pareces a Hitler.

- Si opinas que la especie humana se divide en razas, que no deben mezclarse y que hay unas más aceptables que otras. O sea, si eres racista, te pareces a Hitler.



- Si desprecias a grandes colectivos por su etnia, su naturaleza, sus ideas o sus creencias, te pareces a Hitler.

- Si crees en conspiraciones judías, te pareces a Hitler.

- Si perteneces a alguna organización de extrema derecha, te pareces a Hitler. Y si fuiste de izquierdas antes de pasarte a la extrema derecha, te pareces a Hitler más todavía.



- Si se te da bien aterrorizar a la gente, te pareces a Hitler.

- Si eres Vladimir Putin, te pareces a Hitler.

- Si necesitas mucho espacio vital, te pareces a Hitler.

- Si crees en la guerra y el exterminio como solución final a los problemas de la humanidad, te pareces a Hitler.

- Si te gustan los nazis, te pareces a Hitler.


Si posees un par o más de estos rasgos, eres un poco Hitler. Y lo sabes.




jueves, 30 de junio de 2016

El Holocausto y el mito de la Gran Guerra Patria (II)


Antes de nada, hay que tener en cuenta que existe una primera parte.



"Bolchevismo sin máscara": propaganda nazi sobre el mito judeobolchevique


Con sus crímenes de masas, los soviéticos ofrecieron a los nazis la ventaja de la promesa de una guerra de liberación. La trágica coincidencia fue que cuando los soviéticos tuvieron a punto los trenes para llevar a cabo sus masivas deportaciones, los alemanes tenían dispuestos los suyos para invadir la URSS. Cuando los germanos cruzaron la frontera el 22 de junio, hacía solo una semana que los soviéticos habían perpetrado una oleada de deportaciones, pero tenían preparada otra aún mayor para finales de mes, de modo que sus cárceles estaban repletas. Tanto Hitler como Stalin eran muy conscientes de que la alianza que habían firmado en 1939 tendría fecha de caducidad más pronto que tarde, pero el primero se adelantó en finiquitarla. De hecho, Stalin se empeñó en creer que todas las informaciones que había recibido acerca de la invasión alemana no eran más que una sarta de mentiras, de modo que no se había podido preparar una evacuación ni una defensa. En tal caso los prisioneros eran la última prioridad, así que muchos fueron asesinados por sus guardianes justo antes de huir. Cuando los alemanes llegaron a los países bálticos contemplaron los cadáveres frescos, igual que en Ucrania occidental. Así, el proyecto soviético de destrucción del Estado coincidió con el nazi en espacio y en tiempo.